
Laura y Manel
Hace más de 30 años decidimos cambiar el ruido de la ciudad por el silencio de la montaña. Siempre fuimos amantes de la naturaleza, del esquí, de las caminatas y de las conversaciones largas junto a una chimenea. Queríamos una vida más tranquila, más plena, y la encontramos aquí, en el Refugio Pere Carné.
Cuidar este lugar es nuestra forma de compartir esa elección con quienes nos visitan: un espacio sencillo, acogedor y auténtico, para descansar, recuperar fuerzas y volver a la montaña con energía.
Hoy, damos la bienvenida a excursionistas, ciclistas, esquiadores y viajeros que desean lo mismo: parar, sentir y reconectar.

La historia del refugio

El refugio Pere Carné abrió sus puertas en 1955 como uno de los primeros refugios de La Molina, pensado para excursionistas y amantes de la montaña. Desde entonces ha sido punto de encuentro para generaciones de senderistas, ciclistas y esquiadores.
En homenaje a Pere Carné Serra, pionero del excursionismo catalán, el refugio lleva su nombre como símbolo de raíces y legado.
Hoy, bajo el cuidado de Laura y Manel, sigue siendo un espacio auténtico donde la naturaleza, el descanso y la calidez humana se encuentran.
Somos diferentes: no somos un hotel, somos un refugio con alma
